Cuando veo la lluvia
veo otra lluvia atrás,
la lluvia que no ha
dejado de caer desde que nací.
Aquella que no ve
nadie.
Óscar Oliva.
I
Lloverá
aquí:
en
la ortografía de mi ombligo
en
los párpados que vienen de la noche
y
en las uñas que van despobladas hacía
tu
costilla.
Haré
un cortejo
con
el sudor de mis harapos
en
una alcoba inventada.
Pensaré
en París porque Paula
(con
una cerveza entre las piernas)
dice
que allá las camas son mejores.
Luego
en
un recinto
(también
aquí en mi cama)
meteré
los dedos en mi hueco
y
dejaré que la lluvia me habite toda.
II
La
lluvia siempre hizo estragos,
pero
nunca le he dicho no.
¿Será
que no puedo hilvanar tantas palabras
o
será que nunca he dejado la cama que tiene
un
cuerpo flotando en mi memoria?
III
Los
cuerpos flotan
también
Paula con su cerveza.
Ya
no sé qué piensa ella
cuando se
acuesta en una cama,
que vacía le dice:
que vacía le dice:
la
noche viene sola.
Así
también salen los gritos
en
mi alcoba.
IV
La
alcoba hizo de mí otra mujer:
la
que salió amarrada de mi ombligo,
la
que imita mis llantos en el patio.
V
Ahora
soy otra:
un
hueco
un
hondo
mientras
Paula
en
París dibuja
historias
para mis manos.
(del
libro Patria Ajena, Fondo Editorial Pan del día 2009)