A Pacheco le daba miedo subirse a un avión



a)
Un día de no sé qué año me crucé en el aeropuerto con Pacheco.
Tan feo y tan temeroso bebía su té.
Junto al parecer su hija
al parecer su amante
revisaba el periódico del día anterior
para  encontrar,  tal vez, a un poeta sin miedo,
e imitarlo para no  orinarse en los pantalones
en el bonito sector de la clase ejecutiva.

b)
Yo quería que me dedicara un libro
pero la idea se  esfumó
cuando vislumbré la hora de abordar el boing
y las piernas temblorosas del poeta.
Su miedo era contagioso:
la señora de mi derecha
vomitó dos veces
y el señor de la  izquierda no se alejaba del café.
Nunca pude dar un paso para intentar saludarlo.
Cedí mi lugar a otros, pero nadie se le acercó.

c)
Nadie sabía que era Pacheco el poeta,
o nadie podía reconocerlo con esa cara larga y amarilla.
El miedo fue tan desgraciado
que escondió al poeta
y yo que esperaba  una firmita,
sólo fui una pobre viajera con suerte