Recibí una carta que viene desde el Sur. Me senté y la leí. Después lloré porque la escribió mamá. Ella dice que moriré pronto si fumo demasiado y le creo. Cuando se me olvida fumo y al día siguiente me postro en el lecho para pagar la desobediencia.
Mi madre dice que se pinta el pelo de negro desde mi partida y que encontró la mejor manera de vivir al sustituirme con un gato gordo. Me pregunto si es posible que un gato gordo me reemplace. Y si es así pido perdón porque ya encendí un cigarro para elegir el día de mi muerte.